Creerme, me sabe mal responder esto. Yo no he cambiado, ni lo haré. Soy la de siempre, pero con miles de fachadas de rencor, odio, falsas sonrisas, y lágrimas tragadas. Cosas que nunca entenderéis, no porque no quiera, si no al contrario, muchos no queréis. Construís cada una de esas fachadas, poco a poco, con cada palabra. Buena. Mala. Y es así. ¿De qué sirve tragar tanta mierda? Siempre seguirá estando ahí, aunque lo bueno supere a lo malo. Que en esta vida, sino quieres caer, hay que ser fuerte y ser firme en cada paso. Si te lo propones, nada ni nadie podrá contigo.